Texto: Julio Sangrador
Ayer leí un artículo de Tim Berners-Lee acerca de la neutralidad en la red, algo de lo que se ha estado hablando mucho últimamente. Y me ha recordado, sin ser exactamente eso, algo que llevo pensando mucho tiempo, y es que estamos en una nueva edad histórica. No sé quién le pone los nombres y las duraciones a las edades, no sé si las convenciones de historiadores o si sencillamente alguien empieza a llamarlas de una manera y con el uso acaban siendo aceptadas. Pero desde luego si de mí dependiera diría sin duda que estamos ante una nueva edad histórica, posterior a la que cuando yo estudiaba llamábamos "Edad contemporánea". Y estoy seguro de que así se considerará en los libros de historia del futuro. O mejor dicho en los tratados de historia, porque no se le ve mucho futuro a los libros. Eso también forma parte de la nueva edad.
La nueva edad de la que hablo es, claro, la de Internet, la de la información como la llaman algunos. Y la clave de esta edad, lo que hace de nuestros tiempos una revolución y marca una diferencia con respecto a tiempos pasados es la web, la llamada "Word Wide Web". Gracias a ella o debido a ella, según la alineación del que lo piense, hoy en día prácticamente todo el conocimiento del ser humano, y cada día más, está disponible en todas partes. Instantáneamente. Lo siguiente sería ya transmitirse el pensamiento de unos a otros, y finalmente, de todos a todos.
El género humano se ha convertido, o como mínimo se está convirtiendo, en un gran ente de conocimiento. Lo natural es que las ciencias y la tecnología se desarrollen exponencialmente, se tarde menos en hacer descubrimientos importantes y sea mucho más difícil duplicar esfuerzo inútilmente, pudiendo repartirse las mentes pensantes sin tener que inventarlo todo cada una desde el principio.
Todo eso ha sido posible gracias a un modelo completamente libre en el que cualquiera (con acceso a Internet, claro) puede navegar por donde quiera sin limitaciones, y sobre todo donde cualquiera puede "colgar" el contenido que quiera, cuando quiera y como quiera. Por eso la web está llena de cosas, y sigue llenándose. En la web todos somos iguales en cuanto a derechos, y esa es una de las claves del éxito del modelo. Y, por supuesto, de ahí surge también el peligro de contenidos abusivos o ilegales, pero eso es tema para otra discusión. De momento yo pongo mi granito de arena en ese universo de información y conocimiento. Que no se diga.
Participemos, colaboremos y luchemos por que este gran invento que ha supuesto la llegada de una nueva edad continúe creciendo y desarrollándose para hacer del nuestro un mundo mejor.
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